Con filtros de café usados y un montón de etiquetas de pociones, he renovado una vieja caja de té. Con la caja bien limpia, se van pegando los trozos de papel con cola blanca. Se oscurecen los bordes de los filtros de café y se pintan rayas simulando costuras. Una vez forrada toda la caja, se pasa una capa de cola blanca por encima. Si quieres un acabado más perfecto, dale otra capa.